LEY DE LA INERCIA. La inercia es una consecuencia del efecto
torsión – frenado. Para entenderlo mejor, tengamos presente lo que dice la ley
de la inercia: los cuerpos, en estado de reposo o movimiento, continúan en su
estado inicial de reposo o movimiento mientras no actúe una fuerza que lo
modifique. Tengamos en cuenta, en efecto, que existen dos tipos de fuerzas: la
fuerza vibratoria expansora del Universo y todo el entramado gravitatorio
consecuencia del efecto frenado. Es fácilmente comprensible que este entramado
gravitatorio continuará su movimiento, arrastrado por la expansión del
Universo, mientras no actúe sobre él una fuerza que lo modifique. O sea que
podemos comprender lo que es la inercia y, si no conociéramos la ley de la
inercia, hasta podríamos deducirla. Comprendemos que para modificar el
movimiento del entramado vibratorio (el estado de reposo siempre es aparente,
el reposo es movimiento si lo consideramos asociado al movimiento del contexto
que lo circunda) siempre se necesita una fuerza que rompa su natural inercia,
siempre se necesita una fuerza para alterar una inercia que es consubstancial a
la materia. O todavía dicho de otra forma, siempre se necesitará una fuerza
para que se altere la trayectoria de un cuerpo gravitacional.
LEY
DE FUERZA El
cambio de movimiento es proporcional a la fuerza motriz impresa y ocurre según
la línea recta a lo largo de la cual aquella fuerza se imprime
Esta ley explica qué
ocurre si sobre un cuerpo en movimiento (cuya masa no tiene por qué ser
constante) actúa una fuerza neta: la fuerza modificará el estado de movimiento,
cambiando la velocidad en módulo o dirección. En concreto, los cambios
experimentados en el momento lineal de un cuerpo son proporcionales a la fuerza
motriz y se desarrollan en la dirección de esta; esto es, las fuerzas son
causas que producen aceleraciones en los cuerpos. Consecuentemente, hay
relación entre la causa y el efecto, esto es, la fuerza y la aceleración están
relacionadas. Dicho sintéticamente, la fuerza se define simplemente en función
del momento en que se aplica a un objeto, con lo que dos fuerzas serán iguales
si causan la misma tasa de cambio en el momento del objeto.
En términos
matemáticos esta ley se expresa mediante la relación:
Donde es el momento lineal y
la fuerza total. Si
suponemos la masa constante y nos manejamos con velocidades que no superen el
10% de la velocidad de la luz podemos reescribir la ecuación anterior siguiendo
los siguientes pasos:
Sabemos que es el momento lineal,
que se puede escribir m.V donde m es la masa del cuerpo y V su velocidad.
Consideramos a la
masa constante y podemos escribir aplicando
estas modificaciones a la ecuación anterior:
que es la ecuación
fundamental de la dinámica, donde la constante de proporcionalidad, distinta
para cada cuerpo, es su masa de inercia. Veamos lo siguiente, si
despejamos m de la ecuación anterior obtenemos que m es la relación que existe
entre y . Es decir la relación
que hay entre la fuerza aplicada al cuerpo y la aceleración obtenida. Cuando un
cuerpo tiene una gran resistencia a cambiar su aceleración (una gran masa) se
dice que tiene mucha inercia. Es por esta razón por la que la masa se define
como una medida de la inercia del cuerpo.
Por tanto, si la
fuerza resultante que actúa sobre una partícula no es cero, esta partícula
tendrá una aceleración proporcional a la magnitud de la resultante y en
dirección de ésta. La expresión anterior así establecida es válida tanto para
la mecánica clásica como para la mecánica relativista, a pesar de que la
definición de momento lineal es diferente en las dos teorías: mientras que la
dinámica clásica afirma que la masa de un cuerpo es siempre la misma, con
independencia de la velocidad con la que se mueve, la mecánica relativista
establece que la masa de un cuerpo aumenta al crecer la velocidad con la que se
mueve dicho cuerpo.
De la ecuación
fundamental se deriva también la definición de la unidad de fuerza o newton
(N). Si la masa y la aceleración valen 1, la fuerza también valdrá 1; así,
pues, el newton es la fuerza que aplicada a una masa de un kilogramo le produce
una aceleración de 1 m/s². Se entiende que la aceleración y la fuerza han de
tener la misma dirección y sentido.
La importancia de esa
ecuación estriba sobre todo en que resuelve el problema de la dinámica de
determinar la clase de fuerza que se necesita para producir los diferentes
tipos de movimiento: rectilíneo uniforme (m.r.u), circular uniforme (m.c.u) y
uniformemente acelerado (m.r.u.a).
Si sobre el cuerpo
actúan muchas fuerzas, habría que determinar primero el vector suma de todas
esas fuerzas. Por último, si se tratase de un objeto que cayese hacia la tierra
con una resistencia del aire igual a cero, la fuerza sería su peso, que provocaría
una aceleración descendente igual a la de la gravedad.
LEY
DE ACCIÓN Y REACCIÓN Con
toda acción ocurre siempre una reacción igual y contraria: o sea, las acciones
mutuas de dos cuerpos siempre son iguales y dirigidas en sentido opuesto.6
La tercera ley es
completamente original de Newton (pues las dos primeras ya habían sido
propuestas de otras maneras por Galileo, Hooke y Huygens) y hace de las leyes
de la mecánica un conjunto lógico y completo.7 Expone que por cada fuerza que actúa sobre un cuerpo,
este realiza una fuerza de igual intensidad, pero de sentido contrario sobre el
cuerpo que la produjo. Dicho de otra forma, las fuerzas, situadas sobre la
misma recta, siempre se presentan en pares de igual magnitud y de dirección,
pero con sentido opuesto.
Este principio
presupone que la interacción entre dos partículas se propaga instantáneamente
en el espacio (lo cual requeriría velocidad infinita), y en su formulación
original no es válido para fuerzas electromagnéticas puesto que estas no se
propagan por el espacio de modo instantáneo sino que lo hacen a velocidad
finita "c".
Es importante
observar que este principio de acción y reacción relaciona dos fuerzas que no
están aplicadas al mismo cuerpo, produciendo en ellos aceleraciones diferentes,
según sean sus masas. Por lo demás, cada una de esas fuerzas obedece por
separado a la segunda ley. Junto con las anteriores leyes, ésta permite
enunciar los principios de conservación del momento lineal y del momento
angular.
LEY DE LA GRAVEDAD. A partir del big – bang, tenemos una expansión
vibratoria general, la expansión vibratoria del Universo. Y tenemos el efecto
frenado a consecuencia de la distorsión del campo vibratorio consiguiente a una
intersección ondulatoria. Este efecto frenado es la gravedad, del mismo modo
que es las fuerzas nucleares fuerte, débil o electromagnética. Desde cerca
actúa como fuerza nuclear fuerte, débil o electromagnética, y desde lejos como
fuerza gravitatoria. Se acepta que todas estas interacciones están mediadas por
partículas: Mesones, bosones W y Z, fotones y gravitones. Ello es comprensible:
la distorsión del campo espacial con su correspondiente efecto frenado, -la distorsión que sucede en este caso entre
dos partículas que interaccionan-, se manifiesta también como partícula.
Una vez más tenemos que: distorsión del campo
espacial, efecto frenado, partícula material, inercia y gravedad son aspectos
de lo mismo.
LEY DE LA TERMODINÁMICA. Volvamos a las dos fuerzas fundamentales del Universo
que he señalado: la fuerza de expansión vibratoria y el entramado
gravitacional. Lo que priva es la fuerza de expansión vibratoria, si no fuera
así no existiría la 2ª ley de la
Termodinámica. En efecto, la 2º ley de la termodinámica existe porque la fuerza
expansora vibratoria del Universo erosiona continuamente al entramado
gravitacional, y esto es lo que da lugar al desorden entrópico o 2º ley de la
Termodinámica que nos dice que la materia tiende al desorden entrópico. Un
desorden, también quiero señalarlo, muy ordenado, o mejor, un desorden dentro
de un orden.
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